Inauguran exposiciones pictóricas ‘Cherani anapu’ y ‘En Busca del Tiempo Perdido’, en el Centro Cultural Colegio Jesuita

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Morelia, Mich. a 13 de julio de 2018.-Cherani anapu, (Pueblo de Cherán), muestra colectiva, y En Busca del Tiempo Perdido, de Pablo Querea, son las exposiciones que de manera simultánea se inaugurarán el próximo 13 de julio a las 19:00 horas, en el Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita, ubicado en Pátzcuaro.

Ubicada en la sala Alfredo Zalce, “Cherani anapu, (Pueblo de Cherán)”, es una exposición pictórica conformada por 14 obras realizadas entre el 2017 y 2018 en mediano y gran formato, desde la perspectiva formal y propuesta visual particulares, utilizando como medio técnicas de óleo, acrílico, esmalte, aerosol, lápiz, crayón, entre otras.

Las piezas fueron creadas por Betel Cucué, Alaín Silva, Javier Rafael, Salvador Santaclara, Angel Pahuamba, Giovanni Fabián, Francisco Huaroco, Uriel Sánchez y Ariel Pañeda, artistas visuales originarios de la propia comunidad.
Los artistas resaltan en sus trabajos los elementos tierra, agua, aire y fuego como parte de la cosmovisión el pueblo, el territorio y la cultura p´urhepecha a la que pertenecen y con ese sentido de comunidad ofrecen un diálogo con el espectador.

En “Cherani Anapu” se tocan diferentes momentos en la historia del pueblo de Cherán, desde la época prehispánica hasta la actualidad, con relevancia en los momentos de cisma social y conflictos con otras comunidades, crimen organizado afectación en la población y aniquilación del bosque con sus devastadoras consecuencias sociales y ambientales. Pero también se hace énfasis en la organización, defensa del territorio y sobre todo en sentido de pertenencia comunitaria.

Cherán se sitúa al noroeste del estado de Michoacán, en un terreno accidentado, montañas, valles y barrancas, pertenece al grupo étnico P´urhepecha.

El municipio forma parte de la denominada “meseta p´urhepecha”, de clima templado y abundantes lluvias en verano; predomina el bosque mixto de pino y encino. Entre su fauna se encuentra el coyote, gato montés, venado, tlacuache, mapache, cacomixtle, ardilla y el armadillo, así como diversos tipos de pájaros como el cuervo, zopilote, águila, tecolote y gavilán. Los suelos son de uso forestal y en menor proporción, agrícola y ganadero.
Por su parte, y a decir de Pamela Pineda Viñas Diego Rodríguez Arcecuradores de la exposición,En Busca del Tiempo Perdido muestra el reciente alejamiento de los medios gráficos con los que Pablo Querea ha experimentado su producción previa, hacia los medios pictóricos.

Esta transformación es el resultado de un parteaguas que se ha establecido en correspondencia con su entorno, su momento y la continua búsqueda y activación de su propia subjetividad. Este traslado del dibujo a la pintura es un proceso de aprendizaje, un vehículo importante de la memoria que desplaza lo que ya es conocido para explorar otras posibilidades de creación. En lugar de interrogarnos sobre quién es Pablo Querea y cuál es el lugar de sus obras en esta exposición, los invitamos a reflexionar sobre su capacidad de cambio y versatilidad. Sin embargo, consideramos que un cambio no siempre representa una evolución, pues son las experiencias las que posibilitan las condiciones de los procesos en los que se sumerge el artista.

Cabe mencionar que las obras expuestas no conforman una serie de naturaleza secuencial. Para Querea son ensayos sobre el uso de la pintura en su búsqueda por rescatar el tiempo que ha perdido en su proceso creativo. Es decir, estas obras son de carácter abierto, de varias lecturas y sin un significado cerrado. No hay una síntesis final, pues será el espectador quien formule las conclusiones que posibiliten la continua búsqueda de la identidad de estos retratos, si puede reconocerse o encontrar algo de sí mismo en ellos. Así, fomentar la labor de romper en mil pedazos la rigidez de las identidades fijas.

Siguiendo esta línea, para Pablo estas obras funcionan como una especie de autorretrato, lo que supone un acercamiento reflexivo del autor a dos aspectos de sí mismo íntimamente relacionados, por una parte su aspecto físico, y la imagen que pretende trasladar, y por otra parte su espectro interior, reflejo de su condición interna y producto de un sentir específico: el dolor, el cual depende de una situación particular que engloba tanto el ámbito fisiológico como el afectivo. Considerar al dolor como solamente un estado físico excluye la dimensión sensible.

Para el autor el sufrimiento es entonces el síntoma que pone de manifiesto que, sin la equivalencia sensible, no podría existir el puente que conecta al fenómeno físico con la conciencia moral del hombre. Históricamente hemos entendido al dolor como algo negativo o malo. En consecuencia, el dolor ha brindado las pautas de un sufrimiento de toda nuestra existencia que se manifiestan en nuestro cuerpo, sobretodo en nuestro rostro. Esto permite el reconocimiento del dolor del otro –lo que lo convierte en un hecho social– y posibilita su consuelo.
Pablo Querea es licenciado en Artes Visuales por la Escuela Popular de Bellas Artes (EPBA) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).  De 2010 a la fecha ha expuesto su trabajo gráfico de forma colectiva e individual en diferentes galerías y museos de México y el extranjero.