Intestino corto/falla intestinal

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Por Dr. Manuel Portillo Serrano

Gastroendoscopía/Gastrocirugía

Debemos entender como síndrome de intestino corto, aquel intestino que ya sea por cirugía, oclusión, obstrucción, alteraciones congénitas del intestino o alteraciones inflamatorias en la mucosa intestinal, desencadena que el intestino de ese ser humano, sea insuficientemente capaz de sostener o mantener un equilibrio de nutrientes, de energía y de líquidos en un cuerpo humano, apoyándose en las ingestas alimentarias diarias que cada ser humano realice normalmente.

Esta falla intestinal es clasificada en:

Tipo I. Cuando es una falla aguda, de corto plazo y que usualmente es autolimitada (cuadros diarreicos agudos).

Tipo II. Falla total del intestino en sostener la nutrición, alimentación y el equilibrio hídrico en el paciente, y este será candidato a un apoyo desde semanas a pocos meses (posterior a una cirugía intestinal, que tarda mucho el intestino en restablecer su movimiento y función).

Tipo III. Es ese tipo de intestino corto que deberá manejarse con apoyo nutricional por meses o años.

La causa más común de un intestino corto es una resección intestinal quirúrgica, por isquemia intestinal, por parasitosis, por perforación intestinal o una iatrogénica, cuando se corta por más de 1.80 cm del intestino de un ser humano, de entrada desencadenará un síndrome de malabsorción grave, deteriorando la calidad de vida del paciente, elevando los costos de manejo de ese mismo paciente y sobre todo que será candidato a recibir NPT (nutrición parenteral total), es ese tipo de alimentación que será administrada por la vena con soluciones lipídicas, proteínicas y la administración de los electrolitos y vitaminas diarias a ese tipo de pacientes, desde unos dias, hasta meses o años.

De ahí que se recomiende que los cirujanos deban tener amplia experiencia en el manejo de asas y resecciones para evitar llevar a pacientes a un síndrome de intestino corto.

Nos enfrentamos a dos fases en este tipo de pacientes:

La inmediata, caracterizada por la exagerada pérdida de líquido intestinal, el cual debe ser repuesto casi inmediatamente, para evitar desequilibrios hidroelectrolíticos, esta fase puede durar de 3 a 4 semanas.

Y la fase de adaptación, donde ya inicia a haber alteraciones estructurales y funcionales, el intestino delgado es altamente adaptativo, disminuyendo su velocidad de movilización, y tiende a ensancharse para aumentar la superficie de absorción, pero desgraciadamente es insuficiente la adaptación de cada paciente.

El cuadro clínico es fácilmente detectable, ya que el paciente inicia con diarrea intensa, con esteatorrea (salida de grasa en las evacuaciones), situación que tiende a disminuir la absorción de los nutrientes y del agua que ese paciente requiere para su soporte de vida diario, desencadenando un síndrome de malabsorción, deshidratación, desequilibrio hidroelectrolítico y una tendencia a la desnutrición que si no manejamos adecuadamente hará que ese paciente se deteriore enormemente.

La absorción de los nutrientes para un ser humano inicia en el duodeno y en el yeyuno con las vitaminas y las grasas, pero la mayor absorción es en yeyuno e íleon, sobre todo en los primeros 150 cm del yeyuno es la mayor absorción, y la vitamina B 12 se absorbe en el íleon terminal, y es importante saber el sitio de corte o de disfuncionalidad, para saber los nutrientes que debemos promover en su ingesta.

Como no sabemos la cantidad de intestino con que cuenta un paciente, después de una cirugía, se recomienda hacer la prueba de citrulina, un aminoácido producido por los enterocitos, que nos sirve como biomarcador de remanente de masa intestinal residual, con una cifra de 20 microsomoles o menos estamos ante un intestino corto.

El tratamiento es multidisciplinario, con las especialidades de gastroenterología, cirugía general, nutriólogos, medicina interna y medicina física.

Se deberán dar de 6 a 8 comidas al día, consumir altas proporciones de proteínas, carbohidratos complejos, consumir aceite de girasol, soya y nuez, tomar suficiente cantidad de agua, no refrescos ni bebidas carbonatadas, jugos y bebidas muy azucaradas, las bebidas energéticas evitarlas. Si no se alcanza la vía oral, se deberá dar la alimentación intravenosa, a lo que denominaremos NPT (nutrición parenteral total), esto quiere decir que la alimentación entrará por una vena.

Como ve no es fácil el manejo del síndrome del intestino corto, y el manejo es a nivel clínicas grandes y hospitales.

Gracias.