Por Dr. Manuel Portillo Serrano
Gastroendoscopía/Gastrocirugía
La medicina que aprendí hace casi 40 años, desde mi examen profesional a esta medicina actual, ya es otra, ahora estamos en un nuevo milenio, y aunque las bases siempre serán las mismas en medicina, el enfermo, sí, el enfermo ya es otro, ya que como sociedad, ya más moderna, con la tecnología y con más conocimiento de la enfermedad, por ese sencillo acceso a la información, a veces no tan real o mucho peor, no verificada, pero al fin y al cabo información, y ya la tienen los pacientes, información de su padecimiento, así que al llegar a consulta con un médico, esto no es tan malo, yo lo considero hasta bueno porque a los médicos nos hacen prepararnos más y estar más actualizados, el cambio de milenio lo requiere y no solo tienen la información sino que la manejan y llegan a cuestionar las posibilidades diagnósticas.
Esos cambios socioeconómicos profundos de la sociedad, le pegan a la medicina también, el mejorar no solo la esperanza de vida sino la calidad de vida de los seres humanos es un éxito de la sociedad actual, y vemos pacientes más viejos que antes, mucho más longevos, y que tienen una mejor esperanza de vida, y no solo eso, sino que tienen mejor calidad de vida.
Ya deciden los pacientes cómo quieren ser atendidos y por quien deben ser atendidos, como médico no me puedo alejar de esos cambios que se ven en toda la sociedad, debo de ir junto con ellos para manejar y entender a mis pacientes, y sobre todo que ellos crean en mí, una mezcla de las bases médicas de antaño y la tecnología actual haciendo una mezcla muy adecuada para sobrellevar el siglo XXI en la medicina.
El centro de todo esto es el enfermo, y nosotros en la vocación médica nos debemos a ellos, y es donde se establece una nueva forma de relación médico-paciente, se requiere un médico que trate enfermos, no enfermedades, y que oiga y haga participar a su paciente en su manejo, y que lo tenga siempre bien informado, haciendo una visión totalmente integral de su padecimiento y de su estado general, la valoración debe hacerse en conjunto, no se pierde aquella imagen siempre romántica del médico de cabecera, aquel que resuelve el 90 % de las patologías y que el restante 10 % lo canaliza adecuadamente a las especialidades específicas y sobre todo adecuadas.
La especialización médica ha llevado mucho a la fragmentación del paciente, que debería disminuirse y ser basada la atención del paciente por un médico familiar, un médico familiar muy bien preparado y resolutivo, no ser el médico “hace recetas” al que nos han acostumbrado las instituciones nacionales, con el solo objetivo de cubrir el mayor número de consultas y romper récord de atención, mala muy mala pero atención.
Las decisiones por el médico irán tomadas del criterio médico, con el único objetivo de aliviar a su paciente y llevarlo lo antes posible a su estado de salud perfecta, y acompañar a ese paciente en ese trance especialmente difícil para cada uno de ellos en su enfermedad, cada paciente sentirá distinto, cada paciente lo vivirá distinto, y es justo ahí donde debe ir el médico siempre junto a su paciente.
Debemos fincar una confianza muy bien establecida con base en el conocimiento científico, y basándonos en la empatía, en el respeto y con apoyo de su médico, un paciente debe encontrar su salud y no solo eso, también consuelo para una adecuada recuperación no solo física sino también mental.
En medicina no hay absolutos ni totales, y esa parte es la que debemos hacer entender adecuadamente a nuestros pacientes sin faltarles al respeto a la inteligencia, y mucho menos menospreciar su capacidad intelectual, muchos pacientes no son letrados, pues con ellos debemos tener más compromiso, ya que en esa relación uno de ellos fue a la universidad y tuvo la oportunidad de estudiar, pues que lo demuestre apoyando a aquel que no tuvo esa dicha.
La tecnología nos aleja de los pacientes cada día más, llegando a pensar que debe un robot operar a un paciente, pues debemos ambos, médico y paciente, ir entendiendo ese cambio y mantener una conducta adecuada frente al enfermo dándole la mayor confianza para enfrentar su patología y los resultados de los avances tecnológicos. Esa tecnología ha alejado un poco al médico del paciente, el médico debe ser lo suficientemente hábil para no alejarse de la relación con su paciente, para no perder nunca de vista una atención más humanitaria, como siempre debe y debió haber sido.
Los sistemas sanitarios mundiales están literalmente rebasados, salvo uno o dos países que cuentan con una adecuada infraestructura médica, el resto del mundo aun enfrentamos esa medicina social, burocratizada, totalmente institucional, que hoy día deja mucho que desear.
Los médicos nos debemos a nuestros enfermos, nuestro patrón nunca será una institución de salud, nuestro patrón directo y al que nos debemos siempre será y es el enfermo.
Gracias.