Termino Cirugía, sigue Gastroenterología

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Por Dr. Manuel Portillo Serrano

Gastroendoscopía/Gastrocirugía

Durante los últimos meses de la residencia nos comunicamos, mis compañeros y yo, a las distintas Universidades extranjeras que nos podían recibir para seguir haciendo un post grado, un fellow ship, así mi generación salimos varios, de los que recuerdo: Carlos Mendoza a Milán, Italia; Froilán Cervantes igual a Milán, Italia, a la clínica de tumores, con Aarón González a la clínica de tumores de Milán; Alberto Holm a Miami, a Trasplantes Renales; Manuel Portillo a Pittsburgh a Gastroendoscopía, con el Dr. Van Thiel, jefe de Gastroenterología, dos años allá en el frio extremo, que me dio la oportunidad de seguir con mi adiestramiento ahora en Gastro Endoscopía, y después de conseguir patrocinadores y los debidos permisos y visas, tuve la oportunidad de estar por dos años en el área de Gastroenterología del hospital Universitario de Pittsburgh, con las panteras negras, en el servicio del Dr. Van Thiel.

Él junto con el Dr. Thomas Starzl, cirujano en jefe de trasplantes, son de esos súper hombres, súper doctores y súper jefes de servicio, que tienen una humildad a toda prueba. Van Thiel, padre de la Gastroenterología médica y autor de más de 400 artículos médicos y dos libros de texto y el Dr. Starzl, nada más y nada menos que el padre del trasplante hepático en el mundo, ellos eran mis jefes inmediatos, unos superhombres.

Los veía hacer cosas que ni un residente de segundo año hacía, como verlos en domingo a las 7 de la mañana pasando visita a un paciente grave, o bien a las 23 horas de cualquier día de la semana, esperando un hígado para trasplante, organizado equipos para donadores y receptores, eran como le digo súper hombres, de ellos aprendí mucho, y si del área médica y del área quirúrgica, pero aprendí más de su don de gente, eran jefes y tenían un trato para todos excelente, ellos me enseñaron “que la grandeza de un hombre se ve en la manera de tratar a sus semejantes”.

En el servicio de Gastroenterología hacíamos hasta 20 endoscopias al día, y como 10 colonoscopias igual por día, era producción en serie, desgraciadamente, aunque fuera el primer mundo en esa época, no se usaba la sedación para hacer la endoscopia, solo en ocasiones para la colonoscopia, y no por el anestesiólogo sino por otro médico gastroenterólogo, al ver yo el sufrimiento que les ocasionaba a los pacientes el tragarse ese equipo, justo ahí me juré que a todos mis pacientes ya en mi país, y que yo les practicara una endoscopia o una colonoscopia seria definitivamente con anestesia y/o algún tipo de sedación y realizada por un anestesiólogo y siempre al lado de la sala de endoscopias.

Y recordar que los endoscopios con los que iniciamos, muy al principio eran rígidos, muy duros y anchos, luego ya aparecieron los endoscopios flexibles pero no dejaba de costar trabajo introducirlos, y las molestias para los pacientes, para deglutirlos o para pasarlos por el recto.

Patologías de todo tipo, con nacionalidades de todas, y mi adscripción en gastro era de 8 a 2 de la tarde, aun hoy día no alcanzo a entender cómo terminábamos tantas endoscopias al día, llegamos a hacer hasta 20 por día; la unidad de gastro de la Universidad de Pittsburgh era muy moderna para su época, tenía 8 cubículos para endoscopias, a cada cubículo nos correspondía  de dos a tres estudios en una mañana, pero nos apurábamos para hacer hasta 4 o más estudios por cubículo, no batallábamos por equipos, había siempre equipos esterilizados y listos para usarse.

Salía yo a las 2 de la tarde, comía algo muy sencillo y me dirigía al servicio de trasplantes, donde realmente no era mi servicio, el mío era en la mañana, en gastro, pero le solicité autorización al Dr. Thomas Starzl, el cual me integró a los equipos de receptores y donadores, inicié en receptores, ese es muy cómodo porque no sales del hospital solo esperas el hígado e inicias a trabajar, en ese entonces hasta por 12 a 16 horas de cirugía, hoy día ya son mucho menos horas, pero pasé al equipo de donadores, y te daban un beeper (que ya ni existen), y nos llamaban para ir en el avión de la Universidad al Estado o lugar donde había un hospital que tenía reportado un donador, así que viajé por toda la parte este de la Unión Americana, Boston, Nueva York, íbamos muy seguido a Chicago, Washington.

Le quiero recordar que estaba en la costa este de la Unión y se escogían hospitales cercanos para poder llevar ese órgano (hígado) al receptor.

Muy bonita época, conocí muchos lugares pero solo los aeropuertos y los caminos a los hospitales para obtener los hígados para el trasplante. Muy bonita época y el tiempo pasó muy rápido, debí regresar a mi México querido.

Gracias.