Arribó a Lázaro Cárdenas el Príncipe de Camerún; se dijo católico y admirador de Morelos

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Por: César Cabrera

 

Sin escoltas, portando un traje típico e imponiéndose con sus casi dos metros de altura, el Príncipe exiliado de Camerún, Jean Louis Bingna, arribó a Lázaro Cárdenas el día de ayer.

Como pocas veces se ha visto, el pequeño auditorio de la Unidad Profesional de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo lució abarrotado. No influyó su retraso de casi una hora o que su manejo del español fuera limitado, nadie se fue; y en las dos horas que duró su conferencia, se mantuvieron atentos a su mensaje.

Pese a lo que representaba su visita, no hubo presencia de alguna autoridad ni mucho menos del plantel, únicamente acudió la titular del departamento de idiomas, Verónica  Cruz Ambriz, enlace de la licenciatura de Comercio Exterior y Sergio Omar García Rodríguez, coordinador de la gira.

Y en cambio, además de los alumnos de la Unidad Profesional, asistieron los estudiantes del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación (IMCED), del Instituto Tecnológico de Lázaro Cárdenas, de la Universidad ICEP y del Centro de Estudios Tecnológico Industrial y de Servicios, número 34 (CETIS), entre otros.

Previo a la charla del jerarca, Cruz Ambriz, en representación de la directora Katia Beatriz Villafán Vidales, agradeció su visita y destacó que lo anterior “nos llena de alegría” y motiva a tener nuevas formas de pensamiento, a ser mejores personas, a luchar por sus ideales y a forjar una vinculación con el exterior, especialmente, con la comunidad francófona del mundo.

“Su presencia también nos engrandece y nos permite ser reconocidos en otros países, gracias a la vinculación que tiene con otros embajadores del mundo; con los cuales se pueden hacer importantes proyectos académicos en beneficio de las universidades mexicanas”, agregó.

Posteriormente, García Rodríguez, compartió que anterior a Lázaro Cárdenas, el también Doctor Honoris Causa estuvo en la ciudad de Morelia y que más tarde haría lo propio en el vecino estado de Guerrero, no sin antes acudir al Centro de Atención Múltiple de Las Guacamayas.

Tras su presentación, Louis Bingna tomaría el micrófono y por casi 120 minutos, relató ante todos su historia de vida. Empezó recordando que nació en el Palacio de Bamoun de Camerún, hace más de 50 años; dijo que domina el idioma inglés y francés y que en la preparatoria, fue obligado a estudiar un tercer lenguaje que casualmente era el español.

Pese a que era una obligación aprender ese idioma para acceder a la universidad, el Príncipe reconoció que no tuvo interés en hacerlo pero que más adelante, cuando se encontraba con personal del Instituto Nacional de Migración, entre risas admitió que se equivocó en no hacerlo.

Antes de abordar las causas de su huida del país africano, el nativo de la tribu Badum, uno de los 450 grupos étnicos con presencia en la zona, afirmó que luego de su llegada a territorio mexicano, lo primero que hizo fue adentrarse en la cultura e historia de México, siendo ahí donde descubrió su admiración por “El Siervo de la Nación”, José María Morelos y Pavón, a quien calificó como un “un luchador muy natural” y que a diferencia de Miguel Hidalgo, se identificaba más con los indígenas e incluso, con el sector africano.

El cual, con cierto recelo, lamentó que principalmente los europeos sean los artífices de la guerra en su continente y a la vez, de la desinformación que existe.

En su conferencia, habló también de su familia compuesta por ocho personas, pero que por medio de su padre, al que de joven contradijo en reiteradas ocasiones, llegó a tener a más de 50 hermanos debido a que en Camerún está permitida la poligamia: “Un hombre con una sola esposa, es considerado el hombre más pobre del mundo”, apuntó al tiempo de pronunciarse en contra de dicha práctica.

De igual manera profundizó en su conversión al catolicismo cuando en su tierra natal se profesa en islamismo y en muy pocas regiones el cristianismo, al grado de que sólo se cuente con una iglesia en este lugar.

Jean Louis Bingna cerraría su conferencia, que transcurrió entre anécdotas y momentos chuscos, recordando que fue el hijo de un cazador que salvó de niño, quien en una noche le advirtió de su posible muerte.

Por medio de su hermana y varias personas afines a su familia, vestido de mujer salió de su casa resguardada por elementos de policía y tomó una lancha con destino a Nigeria. A escasos kilómetros, dos buques del gobierno de aquel país lo rescataron y tras varias gestiones fue cómo llegaría a México.