Náusea, reflujo, arcada y vómito

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Parecen lo mismo, pero no, no lo son; tocaré uno por uno de cada uno de estos signos y síntomas, para que los logre identificar y sepa cómo explicarle a su médico cuál presenta usted, y mejor aún, qué se debe hacer.

Náusea: Es un deseo inminente de vomitar, la gente le llama “estómago revuelto”, no siempre avanza a arcada o vómito. El paciente puede referir sentir la misma náusea desde el estómago hasta la garganta, pero nunca llega ser un vómito.

Reflujo o regurgitación: Es la presencia de movimientos espasmódicos, esofágicos y gástricos, al haber una presión negativa en el tórax, que regresan el alimento, ácido, medicamentos o sustancias en la cámara gástrica hacia arriba por el esófago y llegan hasta la garganta, pudiendo salir por la boca, pero no es un vómito.

Arcada,; muy semejante al reflujo, y con la misma fisiopatología, pero lo cambiante es el contenido, que puede ser comida, líquido gástrico, líquido biliar o incluso hasta sangre, no precedida de náusea y sale sin mucho esfuerzo abdominal y torácico hasta la boca y le ponemos nombre y apellido, así hay arcada alimentaria, arcada sanguínea, arcada biliar, etc. etc.

Por último, el vómito, este sí va precedido de náusea, es tan potente la necesidad de sacar lo que haya en el estómago, que se contrae toda la musculatura desde el diafragma, caja torácica y los músculos del cuello, llevando el bolo alimentario, ya previamente deglutido, hacia el exterior, y llegar a vaciar al estómago en su totalidad, y sacando hasta líquido biliar, del que se encuentra ya en el duodeno, es donde los pacientes refieren vomité hasta bilis, amarilla, verdosa y muy pero muy amarga.

¿Notó la diferencia?, es mínima, pero sí existe diferencia, y esa diferencia nos da la pauta para establecer un diagnóstico.

Los padecimientos que solo presentan náusea y arcada, son padecimientos gastro intestinales no tan severos como los que si desarrollan un reflujo franco y un vómito, y como ejemplos tenemos en el adulto, las infecciones gastrointestinales como las más comunes, intoxicaciones alimentarias y otro grupo de padecimientos que desencadenan vómito son las infecciones renales, los cálculos renales y las infecciones de oídos con vértigo o mareo.

Los trastornos neurológicos como la meningitis, la encefalitis, presentan el vómito en proyectil, la hipertensión intracraneal, la hepatitis es altamente desencadenadora de vómito en la infancia, el reflujo GE, malformaciones de esófago, vólvulo, mal rotación arterial e íleo con meconio, bezoares y su intento de expulsarlos.

Otros padecimientos del metabolismo pueden desencadenar vómito, diabetes, cirrosis, problemas adrenales, fenilcetonuria, galactosemia, cirrosis, y de tipo neurogénicos, es ese tipo de vómito que da por los nervios, es ese tipo de vómito que da por el estrés, muy común en los anglosajones, que ante una situación de estrés o de peligro son desarrolladores de vómito.

El centro del vómito está en la médula espinal, en el núcleo solitario y la formación reticular lateral, que es donde se desencadena el reflejo del vómito. En si un solo signo no hace un diagnóstico, pero si nos orienta hacia dónde vamos, debemos investigar, número, contenido, frecuencias, si es cíclico o no, los mayores datos que podríamos obtener de ese vómito para que nos oriente hacia un diagnóstico presuncional y poder entablar un tratamiento lo más rápido posible, una vez hecho el diagnóstico.

Se debe de indicar de primera intensión un antiemético, un medicamento para evitar el vómito. Pero lo más importante es hacer el diagnóstico, con objeto de dar el tratamiento adecuado y evitar que se vuelva a presentar el vómito, no deja de ser un signo de alarma de gravedad en un cuerpo humano. Si no lo frenamos a tiempo, puede llevar a un paciente a un grado serio de deshidratación.

Gracias por leer este artículo.