Por Ernesto Salayandía García
De mi libro Camaleón
Los abusos sexuales, te marcan de por vida
< Mi vida de niña fue muy dura, mi mamá fue madre soltera, cuando el que es mi papá se dio cuenta de que mi mamá estaba embarazada, la abandonó, cuando nací mi mamá decepcionada me dejó con mi abuelita y se fue con otro hombre, me crie con mis abuelos, mi abuelo era alcohólico y mi abuela, agachona, sumisa, dejada; eran muy humildes y ahí recalaban todas mis tías, cada vez que se divorciaban; iban ahí con todo y lepes, con todos mis primos, batallábamos mucho porque solo había dos camas, yo me acostaba con todos mis primos, yo los veía como mis hermanos a todos mis primos, pero había dos que eran muy canijitos, luego se peleaban para dormir junto a mí, mi primo Julio, me tocaba y me penetraba a la edad de 6 o 7 años, me gustaba dormir con él, pero eran cuatro hombres y yo de mujer, los otros eran malvados, la mamá de ellos, rentó una casa cerca de la de mi abuelita y yo iba a visitarlos, mi primo Lalo trabajaba en Soriana y él se iba primero, mi primo Junior trabajaba en un desponchado y Julio no me acuerdo dónde trabajaba, Junior me dejó la llave con mi abuelita, la casa estaba sola y cuando entro a la casa, agarro la escoba y me pongo a bailar, al mucho rato, sale mi primo Julio sale debajo de la cama, estábamos chavalillos, él me llevaba como ochos años, me agarró, me tumbó y me penetró y siento la penetración, porque su pene ya estaba más grande, él me amenazó diciéndome que si le decía a mi abuelita, él me iba a echar la culpa, toda esta violación fue desde los 6 hasta los 10 años, más o menos cinco o seis años por ahí. Como me crie con mi abuelita nadie me cuidaba me levantaba greñuda y lagañosa, no me preocupaba por lavarme la cara o asearme, en lugar de irme a la escuela, me metía en una tapia y me quedaba dormida en un colchón, y había un vecino que me veía siempre, hasta que un día llegó Sergio, me gustó y comencé a tener relaciones seguido con él, ya para ese entonces yo iba en cuarto año de primaria.
Víctima de degenerados enfermos sexuales
Mi abuela me cuenta que cuando yo empecé a salirme del huacal, me dijo que mi mamá me llevó con ella, y yo no me explicaba por qué, y me iba con ella, mi padrastro, me abrazaba y me abrazaba y en esos abrazos restregaba su miembro a mi cuerpo, yo nada más le decía a mi mamá, dile que me suelte y no me hacía caso, entonces mi abuela vivía en la Villa, Villa nueva y mi mamá en La Cuchilla, por la curva, y yo quería ser secretaria y mi padrastro tenía una refaccionaria, ellos vivían en casa de la mamá de él, me acuerdo que su escritorio estaba enseguida de la cama, mi mamá se acostaba y él me decía que le ayudara a hacer cuentas, y me gustaba, siempre me gustó la escuela, yo me le sentaba en sus piernas y él tóqueme y tóqueme las piernas y metiendo las manos en mis partes, luego, un día mi padrastro me mandó a la tienda y mi mamá no estaba, yo le decía Carmen, y me dijo Nano, el de la tienda, ven acá estoy, y fui, había más cuartos y por ahí estaba el baño; él estaba sentado en la tasa y él se estaba pegando en su miembro, masturbándose, me le quedé viendo y lo que hice, fue hacerme para atrás, me recargué en los cables de la luz y me jalaron los cabellos, me asusté mucho, no había nadie más y me fui corriendo Yo tenía una lucha interna, por un lado quería estar con mi mamá, pero el esposo de mí mamá no me dejaba en paz; un día me fui a casa de mi abuela, yo sabía que iba a vivir los estragos del alcoholismo de mi abuelito, y allá duraba, en el otro infierno de alcohol, gritos y violencia, mi abuela me agarraba como sirvienta, total que estaba fregada por todos lados. Me daban mucha carilla, sobre todo mi tía Blanca que era la hija más chica de mi abuela, dormía hasta las dos o tres de la tarde, entonces como mi padrastro le decía a mí mamá que fuera por mí, y yo le decía a mí abuelita que no dejara que me llevara, y mi mamá se aferraba y se aferraba, me llevaba a eso, a que el viejo siempre estuviera agasajándome.
La ingobernabilidad, el sello de distinción del adicto
Estaba yo en la primaria, recuerdo que me expulsaron por faltista, además porque reprobé cuarto y mi mamá me inscribió en una escuela cerca de la casa de ella y ahí me quedé en su casa, yo quería estar con mi mamá, a veces jugábamos en las noches con vecinos pero a mí siempre me metían más temprano y lloraba mucho porque en realidad no quería estar adentro de la casa y mi mamá en ese tiempo, tenía a mi hermana chiquita de brazos, una vez, ella se dormía con mi hermana y en la otra cama se dormía el viejo solo, entonces a mí me hacían un tendido en el suelo que quedaba en medio de las dos camas, mi padrastro en las noches, se subía arriba de mí, no me penetraba, solo ponía su pene en todo mi cuerpo hasta que se venía, yo no entendía todo eso, otras veces me agarraba mi mano y se masturbaba con mi mano, y se me hacía mucho que mi mamá no supiera, otras veces me acostaban con ellos, entonces Nano con sus pies y con sus dedos me tocaba todas mis partes, mi duda era el por qué mi mamá lo permitía, ahora comprendo, que ella me usaba para excitarse y después, él la penetraba. Después de ahí, ellos se fueron a vivir a su casa, a los 11años yo ya había probado el alcohol, le platiqué a mi mamá lo que él me hacía y mi mamá no me creyó; a esa edad, me juntaba con mis primas, y mi madrina que estaba divorciada, en su casa también fui víctima de abusos sexuales, yo buscaba una familia, un plato de comida y agua caliente donde bañarme, con mi madrina había todo eso porque ellos tenían un negocio, una panadería, mis hermanas de pila, para mí eran mis mejores amigas, y en el tiempo que estaba con mi abuela, me llegaba el olor a pan y me iba para allá, me gustaba comer todo lo que cortaban de las orillas de los pasteles, yo quería mucho a mi padrino, me gustaba ayudarles en el negocio, y ahí, igual, me quedaba a dormir con ellos a veces, me prestaban ropa, me dejaban dormir tarde y me daban muchas cosas, me sentía como si fuera mi casa, hasta que un día, me quedé dormida, estaba sola y entró Chava, que era un hijo de mi madrina, y abuso de mí, me acuerdo de su olor, le olía muy feo la boca, me dio mucho asco, abusó de mí, me penetró y se fue, igual, no dije nada; le decían el dólar, estaba chueco de un pie.
El infierno vivido de niña
Mi padrino tomaba mucho, yo no me daba cuenta y en una ocasión me quiso besar en la boca. Olía mucho a alcohol. Con Griselda, que es una hermana de pila, una vez nos metimos a la recámara de mis padrinos, ella es tres o cuatro años mayor que yo, y con ella tuve relaciones sexuales como unas tres veces, como que me gustaba. En casa de mi madrina, comencé a fumar marihuana, a emborracharme y a tener relaciones con mi novio, luego vino más alcohol y más drogas, a los 14 años, salí embarazada de un hombre que tenía 32 años, me lo presentó mi tía Lidia, ella andaba con un hombre casado y llevó a este hombre a la casa, yo estaba buscando a un padre, alguien que me diera amor, cariño y me pusiera atención, me mantenía de casa en casa, con una tía, con otra, con mi abuela, en fin, toda mi niñez anduve de un lado a otro, yo era menor de edad y el hombre supo cómo meterse, el me daba marihuana y tomábamos y me llevaba a los hoteles, ahí quedé embarazada, cuando yo estoy embarazada, hay una tía que se divorció y empieza a salir con este hombre y eso me causó mucho odio y coraje, y le decía, que qué marrana era, si yo estaba embarazada de él,. No me cuidé en mí embarazo, andaba en la fiesta, aún no se me notaba mucho, hasta fumé marihuana y tomé alcohol. Me dijo mi tía, la que me lo presentó, después mi mamá me quiso llevar a su casa, diciéndome que para cuidarnos y me fui con ella, pero igual, el viejo no dejaba de acosarme sexualmente, me agarraba los pechos y así como que le iba a dar un beso al niño y me lo daba a mí en la boca, me daba mucho asco su olor, y me sentía muy mal, él era un degenerado que me causó mucho daño. tenía como quince años y Ivan me trajo al centro a prostituirme, ahí me dejaba sentada con una señora que le decían Chita y él me decía, ahorita vengo, luego llegaban los señores a negociar, no entendía, hasta que Chita me explicó, yo le decía que yo quería mucho a Iván, tanto que abandoné a mi hijo por andar con él, y así empecé a prostituirme, en aquel tiempo él era mi patrón, me golpeaba, me daba mis chingadazos y me quitaba todo lo que ganaba. Así pasaron cinco años que estuve con él, me golpeaba y me golpeaba, y yo drogándome con él, un día que andábamos en la noche, porque deambulábamos todas las noches. Realmente nunca me gustó robar, me junté con falderas, con personas que asaltaban, robaban en las tiendas, pero yo seguí prostituyéndome, no es fácil andar en la prostitución sin drogarse, porque se requiere andar anestesiada para poder aguantar a tanto viejo. tenía que estar borracha para poder olvidar mis problemas, después combiné alcohol con heroína, con cocaína, con marihuana, con pasta y cristal . Mi hijo tiene 21 años, tengo una hermosa nieta, y hoy vivo en libertad. Amo a mi familia y agradecida con Dios por ésta nueva oportunidad que me ha dado; tengo 11 años limpia, todo por la gracia de Dios. Laura. Quiero expresar mi agradecimiento a Laura por su testimonio, que no es más que un reflejó de la enfermedad social que padecemos, la sexualidad descoyuntada, los abusos y daños sexuales, son huellas de por vida, daños irreversibles que causan los mal nacidos, los bastardos.-Gracias por leerme y más por escribirme ernestosalayandia@gmail.com Más información, en montrealquebeclatino.com Tratamiento ambulatorio para alcohólicos y adictos, sin internamiento.- 614 256 85 20