Segundo año de residencia de Cirugía General

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Por Dr. Manuel Portillo Serrano

Gastroendoscopía/Gastrocirugía

Termino ese primer año de la residencia en Cirugía General, rotando en las clínicas periféricas a La Raza, con el objeto de llegar ya con más habilidades quirúrgicas al segundo año de cirugía.

Regresando a La Raza, estábamos asignados al tercer piso de la Torre de Especialidades de ahí de La Raza, y ahí solo habíamos R2 y R3 de Cirugía y un par de R4, ya el nivel médico quirúrgico era de alta especialidad, y mis maestros. el Dr. César Gutiérrez Samperio, conocido en el mundo médico como El Chícharo, él era jefe del curso, Don Claudio Cervantes, médico de base, qepd, Dr. Orozco El Chocorrol, qepd, el Dr Fenig, y el Dr. Cabezotas, todos los anteriores junto con el Dr. Hernández Andonegui, Dr. Fraga Mouret, Dr. Pastrana, Dr. Fernando Pérez Catzin, Dr. Ayala, fueron mis maestros, y los nombres que aparecen en este artículo son los reales, como un homenaje a ellos, el único nombre ficticio y usted lo puede detectar, es el del Doctor cabezotas, y lo pongo así porque por alguna razón, le fui antipático, me odiaba no sé por qué, me odiaba tanto, y si en realidad me odiaba y la verdad me dio café cargado, me tupió con más carga de trabajo que al resto de mis compañeros, yo nunca le llevé la contraria, hacía lo que el Dr. Cabezotas me decía y me ordenaba.

Afortunadamente en mi rotación, al pasar en sus camas a su servicio me tocó salir de vacaciones, nada más adecuado que salir de vacaciones ahí, que me traía de encargo, pero no sabía lo que esto me iba a deparar,  las vacaciones ya están programadas durante todo el año y es literalmente imposible cambiarlas.

Pues El Cabezotas fue a hablar con El Chícharo, el jefe de servicio, para que me las suspendiera, y no había más carga de trabajo que sería una indicación. El Chícharo ya medio sabía que yo no era de los consentidos del Cabezotas, así que no autorizó el cambio y me iría de vacaciones, pero me faltaba una semana, ya se podrá imaginar cómo me fue esa semana, literalmente no salí del hospital y hacía todo, no me quejé, aguanté, y por fin salí a mis vacaciones. No salí de la ciudad, me quedé a descansar en casa.

Regreso de mis vacaciones y casi se me caen los lentes al enterarme de lo que me esperaba, me recibió el mismo Cabezotas, para decirme ¡que cómo me fui sin permiso!, y él me había dado de baja del servicio por sus pistolas y con esto me daba de baja de la residencia, ya sabrá el terror que viví.

Me fui directo a la jefatura de Cirugía con mi jefe El Chícharo y le pregunté – Maestro ¿por qué me dieron de baja? Él respondió ¿quién de qué? A nadie en mi grupo y de mis residentes he dado de baja. Pues el Dr. Cabezotas me dijo que él me dio de baja en Enseñanza.

Ahí viví una de las mejores muestras de afecto y solidaridad, no solo de los maestros míos, sino de mis compañeros, en que mis maestros comentaron que El Cabezotas me había cargado la mano como R2, siendo injusto para todos ellos y que yo nunca me quejé y me dejó guardado por una semana, o sea encerrado en el hospital por ocho días y nunca me quejé, y mis compañeros que habían visto cómo me trató y como me quería fuera de la residencia, por ahí a alguien le comentó que me correría, nunca supe a quién ni cuándo, fueron todos, absolutamente todos los R2 de mi generación, a hablar con mi jefe El Chícharo, que era injusto que El Cabezotas, por animadversiones personales, que hasta la fecha, casi 35 años después, nunca supe por qué fue. El apoyo fue tan brutal por parte de médicos y compañeros residentes, que el mismo Cabezotas pidió su cambio a una clínica periférica, yo seguí mi especialidad y agradecí a todos y cada uno de mis compañeros R2 y varios R3, que me apoyaron a que no me sacaran de la residencia y casi al finalizar el R2, ya para cuando terminé ese R2 me tocó agradecer el paso al R3, y les dije a mis compañeros “gracias al apoyo de ustedes pude seguir mi sueño de continuar para ser cirujano, sin su apoyo no hubiera pasado a R3”.

Así, querido lector, que fueron meses de estrés severo, ya en la recta final del segundo año de cirugía general, mi R2, sí señor, casi me corren nunca supe por qué, ni qué hice, y yo analizando posteriormente, y esto es solo una aseveración mía, imagino que físicamente me parecía a alguien que el Dr. Cabezotas odiaba y vertió todo ese odio y rencor en mi contra, y su plan era que me sacaran de la residencia, no lo logró gracias a mis maestros y a mis compañeros.

No es fácil una residencia, son climas muy pesados entre las jerarquías médicas, ya de por sí y en La Raza, es uno de los medios más áridos y difíciles para el desarrollo de una residencia, y el Dr. Cabezotas me lo hizo más difícil, sí, me lo puso aún más difícil de lo que ya era, tal vez era una dificultad extra para mí, que afortunadamente pude sacar adelante, por eso aprecié más mi residencia durante el segundo año por el trabajo que me costó y así, sin notarlo y sin percibirlo, el 28 de febrero de 1984 para pasar al 1 de marzo del mismo 1984, ya era R3, la jerarquía más alta de la especialidad, aunque había dos R4, pero ellos ya ni guardias hacían, éramos el R3 los de mayor jerarquía en el servicio, y para allá pasé.

Un año muy pesado mi R2, muy estresante, más que por el trabajo y el estudio y las responsabilidades del R2, por el extra que a mí me tocó vivir con ese asedio del Dr. Cabezotas. En fin, ya era yo flamante R3.Gracias.