La otra cara del Seguro Social

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Un accidente fatal

El 23 de diciembre del 2018 como a las 10 de la mañana estábamos terminando de descargar las camionetas con los apoyos en regalos y productos de primera necesidad para la higiene, así como pañales, ropa y otros objetos para los bebés de las internas del CERESO femenil de la ciudad de Chihuahua, ya casi habíamos terminado y me dirigí a la entrada del CERESO y no me percaté de que el escalón era demasiado pequeño y de un piso sumamente resbaloso, pisé mal y volé con todo mi cuerpo y caí de costalazo sobre la pierna derecha donde tengo una prótesis que me pusieron hace más de 22 años, de inmediato sentí el intenso dolor en mi hueso y en el suelo quedé inmóvil, lloré por el intenso dolor que la caída me había provocado, sudando recibí ayuda, pero no era suficiente, tuve que esperar casi una hora en que llegara la ambulancia y me llevara a urgencias del Hospital Morelos del Seguro Social.

Me podía no tener la oportunidad de estar presente en el festival de Navidad, que con un trabajo previo de 3 meses había organizado cómo lo vengo haciendo en los últimos 10 años, en beneficio de las casi 200 internas del CERESO femenil, me podía porque es un evento que me emociona y me motiva de una manera especial, pero así son las cosas y tuve que resignarme, aceptar mi realidad, yo había quedado imposibilitado, fuera de base, sin calcular siquiera lo complicado qué habría de resultar de esta lamentable caída, sin considerar lo que me esperaba.

Ya para esta fecha, el día de hoy 24 de agosto 2019, continúo padeciendo las consecuencias de esa caída y he estado entrando y saliendo de hospitales en un proceso lento, duro y doloroso que no me ha dado mi recuperación física satisfactoriamente, por supuesto que el festival se llevó en armonía y fue un éxito total, el objetivo se cumplió y dimos una parte de nosotros a esos seres humanos en desgracia, que cada vez que vamos vivimos una experiencia espiritual en total gratitud con el Creador.

Una carrera rumbo a lo desconocido

Ingresé a urgencias con un dolor insoportable en mi pierna y después del procedimiento normal, que en estos casos lleva la institución, pude ingresar a una cama dentro del área de recepción de pacientes en calidad de urgencia y al pasar las horas, ya con medicamento y atendido por el personal médico, me dieron cama en el segundo piso del Hospital Morelos del IMSS, incómodo, adolorido.

Molesto conmigo mismo, recibí el primer pronóstico de lo que iba a suceder con mi pierna, la que estaba en riesgo debido a que estimaban que la prótesis que tengo en la cadera se había desprendido del hueso y que en Chihuahua no hacían ese tipo de operaciones por lo que me iban a trasladar a la clínica especializada en la ciudad de Torreón. Y así fue como pasamos la noche del 24 y Año Nuevo en cama, acompañado de mi esposa, que desde ese instante nunca me abandonó, un buen amigo nos hizo el favor de llevarnos Pollo Kentucky y esa fue nuestra cena de año nuevo y con la esperanza de que todo iba a estar bien, pudimos soportar lo que representa estar hospitalizado y sobre todo inmóvil, no podía moverme, quiero comentar que tanto urgencias como el pabellón donde me tocó estar tenían su capacidad de albergue hasta el tope, todas las camas estaban ocupadas y muchos de los pacientes en peores condiciones que las mías, quiero decirte que soy un pésimo paciente. Que no soportó el hecho de estar en cama y que me resisto a ello y esa es una de las razones por las que me cuesta mucho trabajo estar hospitalizado, es como si tuviera una especie de alergia al encierro y sobre todo al estar inmóvil.

Una situación compleja

Cumpliendo el plazo del procedimiento para el traslado a Torreón, abordamos una ambulancia y gentilmente los camilleros nos dieron un excelente servicio y más aún cuando se detuvieron en un puesto de una de las casetas de la carretera de Jiménez a Torreón y comimos unos exquisitos burritos de concurso, llegamos a Torreón y el médico especialista nos hizo el favor de atenderme, me dijo de la operación que yo necesitaba, advirtiendo del alto riesgo que corría por mi condición de diabético e hipertenso, súmale mi edad y de ese día a la operación estuvimos en lista de espera por más de 10 días, hasta que por fin nos tocó el quirófano y ya con la certeza de que todo había estado bien, fui dado de alta un par de días después de la operación y me trasladaron a mi casa en la ciudad de Chihuahua, creíamos que todo iba bien y que pronto iba o recuperar mi vida, pero por desgracia no fue así, me puse muy mal y llegué a urgencias en condiciones físicas delicadas, débil, vomitando y con una secreción en la herida, me estaba saliendo pus con sangre, por supuesto que mis ánimos se vinieron abajo y de nueva cuenta ingresé al segundo piso en el Hospital Morelos de la ciudad de Chihuahua. Pasaron días y me hicieron un lavado quirúrgico, ya que los alambres que me habían puesto para que soldara el fémur, con una fractura de 22 cm, habían sido rechazados por mi cuerpo y eso generó una bacteria muy agresiva, los resultados de lavado quirúrgico no fueron satisfactorios, regresé a mi casa y a los pocos días ingresé de nuevo a urgencias debido a la supresión y a la herida que no cerraba de mi pierna derecha, pero también tengo que recordar que me sentía muy mal, débil, con náuseas y totalmente incómodo, me dieron tratamiento para combatir la bacteria, me hicieron todo tipo de análisis, radiografías y estudios, pero yo me sentía muy mal y finalmente después de muchos días me dieron la orden de regresar a Torreón, a que me viera el especialista, pero cuando llegué al hospital la herida había cerrado y no daba muestras de ninguna infección, mi condición física era otra, no me sentía tan mal y el médico especialista me regresó a Chihuahua con una serie de indicaciones, como un estudio que se llama gamagrama y que me tenía que ver un especialista infectólogo, además de continuar con el tratamiento inyectado que me había dado un buen resultado, cuando llegamos a Chihuahua en la ambulancia de Torreón tuve que Ingresar a urgencias como paciente nuevo, debido a que ya me habían dado de alta y en la sala de espera se tardaron una eternidad y me desesperé y tomé la decisión de irme a mi casa, dejé el medicamento por 5 días y ello provocó que la herida se volviera a abrir y arrojar la infección y también mi condición física era débil con náuseas y con mucho dolor de huesos, así que regresé al Seguro Social de Chihuahua y me hicieron otro lavado quirúrgico, pero los resultados no fueron óptimos, la bacteria, según los análisis, estaba muy aferrada y está aún a mi pierna derecha, con la mala noticia de que no es solamente una bacteria sino que son dos bacterias las que han dominado este malestar después del agotamiento de todos los recursos que aplicamos por ganarles la batalla, y de lo pesado que es estar en una cama de hospital, tomé la decisión de quedarme en casa, pero ya con el tratamiento diario y continúo, un amigo mío me ayudó para que me pusieran un catéter y de esta manera evitar el dolor que me provocaba cada vez que me inyectaban para buscar mis venas, las cuales son difíciles de localizar y los piquetes siempre fueron en abundancia, ahora se me inyecta dos medicamentos, dos veces al día y los efectos secundarios son severos y drásticos, me causan vómito, diarrea, mareo, cansancio y me siento muy débil y fastidiado, ya son 9 meses sin trabajo, inmóvil, pero con mucha fe.

Vivo de milagro

En esta etapa de internamiento hubo una temporada en que ya me sentía bien y una tarde comencé a toser y a toser, a vomitar, y de repente perdí el conocimiento, me dio una trombosis pulmonar y estuve a punto de morir. No daban crédito ni esperanzas de vida, a mi mujer se le sugirió que diera aviso a la familia porque difícilmente pudiera yo mantenerme vivo, me atendieron un mundo de médicos, enfermeras y enfermeros para mantenerme con vida y alejado. Amarrado para no quitarme los tubos, debido a mi ansiedad entré en coma, perdido completamente y estuve así cerca de los 15 días, sólo por la gracia de Dios recuperé mi salud, mi condición mental reflejada algún daño debido a mis obsesiones y a mi lenguaje vulgar, que no es muy común en mí, tuve alucinaciones, delirios, celotipia, miedos y entre pesadillas y sueños tuve despertares espirituales, no obstante, me dominaron pensamientos obsesivos, psicóticos y patológicos, todo ello a consecuencia de los medicamentos que me habían suministrado, yo no recuerdo absolutamente nada, tengo vagamente algunos paisajes de mis sueños y de las cosas increíbles que mi mente me hizo ver.

Esta condición de haber salido bien librado me da la categoría de muerte, sin duda alguna debí haber experimentado una experiencia espiritual única, soy un milagro, una bendición de Dios que me da la oportunidad de seguir con vida y de no haber tenido una lesión cerebral por la condición tan delicada en la que me encontré, reconozco la gran ayuda que recibí del cuerpo médico, el de mi mujer y mis hijos, mis hermanas y tantos amigos que hicieron presencia y me vieron inmóvil, en coma, y gracias a infinidad de seres que le pidieron a Dios por mi salud, hoy estoy aquí recordando todo este proceso y esa vivencia en la que me genera una enorme gratitud hacia mi mujer, quien dormía y vivía a mi lado y quien jamás ha claudicado en darme atención y servicio, pero sobre todo en regalarme generosamente sus muestras de amor, así que soy un ser privilegiado y muy agradecido, quw tiene una oportunidad de vida y que la va a aprovechar cabalmente dando lo mejor de sí mismo a quien lo necesite, pero sobre todo predicar con el ejemplo como un ser digno de Dios. 614 256 85 20.