Por Francisco Rivera Cruz
Si bien existen puentes de diálogo con la siderúrgica ArcelorMittal, no ha pasado de ahí, y a dos meses de que se le presentara solicitud formal para facilitar material que suba nivel y permita paso a la zona de playa, no hay respuesta.
Su decisión y voluntad está impidiendo que se haga comercio, atienda turismo y se mantengan los 500 empleos del corredor gastronómico Eréndira – Playa Azul, sostuvo Pánfila Beltrán Arreola, tesorera de Comité de Desarrollo Turístico de la Costa Michoacana.
“Nos van a orillar a manifestaciones y somos gente de trabajo; no estamos en contra de ningún desarrollo”, señaló la empresaria ante pregunta específica.
Sostuvo que no se pide un favor especial sino que se les apoyen para evitar un problema que se generó al construir la barda y no escuchar la petición de cuando se levantó.
En este punto, comentó que no es inconformidad por la barda, sino porque cuando se construyó no se tomó en cuenta la petición que el sector de servicios turísticos en playa presentó en el sentido de no bloquear los esteros de la zona.
Explicó que décadas atrás, entre el ahora El Manglito y la Barra de Burras había flujo y comunicación. El humedal pasaba junto al Alto Horno de la siderúrgica y desembocaba en el río Balsas, pero al ir subiendo el nivel y cortado el estero, el flujo cambió.
“En el caso de la barda, cuando se construyó manifestamos que no estaban dejando tubería que desaguara, y se haría una laguna entre el nivel del tren y la barda. Y ahí están los hechos dándonos la razón”.
Beltrán Arreola apuntó que ya están en pláticas con la empresa, que lo que ha pedido es esperar condiciones de agua, “lo que quiere decir que no tendríamos para cuando dado que las lluvias no cesan”.
Lo que estamos pidiendo es que se rellene con escoria, producto que tiene la misma empresa, “si tuvieran voluntad ya tuviéramos respuesta aunque fuera para un paso provisional”, agregó la empresaria turística con 20 años de experiencia.
Pese a los dos meses de solicitud, la situación por algunas fechas se agrava al impedir ya no que pasen paseantes a comer sino los propios dueños de palapas y restaurantes a ver cómo están sus establecimientos, lo cual es de gran importancia en estos días que azotan las lluvias y el mar de fondo.
Hay trabajadores que dependen de nosotros. Entre Playa Eréndira y Playa Azul sostenemos más de 500 empleos que les estamos pagando vaya o no el turismo, selló la también cocinera tradicional.