Día de la madre

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Es fácil decir ser madre, y no, no lo es, querido amigo lector, ser madre no es solo el hecho de que un óvulo haya sido fecundado por un espermatozoide y que se anide en el útero de una mujer y que por largos nueve meses o 42 semanas, esté ese producto, literalmente chupando nutrientes y agua y alimentos a través del cordón umbilical del producto, fijo a la placenta que está en el útero de esa madre, creciendo y formándose.

Qué sencillo se resume, es la maravillosa creación de un ser humano, esta es la parte anatómica, fisiológica y reproductiva.

Ser madre va más allá de estos ya indescriptiblemente perfectos momentos y hechos de la naturaleza, y que se los permitió exclusivamente a la mujer. Tener la capacidad de que en su vientre (útero) crezca y desarrolle a un ser humano, y que, a los nueve meses, sea expulsado, dando a luz, o bien si hay alguna indicación realizar una Cesárea, como sea nace un bebe.

La naturaleza, Dios, el desarrollo humano de la misma naturaleza, le permite a una mujer ser madre, pero esto va más allá de esa unión anatómica, fisiológica maravillosamente diseñada en una forma tan sublime que resultaría poética la creación de un ser humano en el vientre de una madre, sino el compromiso que esa madre tiene al crear a ese ser humano. Comprometiendo su vida misma porque ese ser humano llegue a feliz término, es una unión que marcará la relación de ese producto, bebé, niño o niña, para siempre, ya que esa madre verá en su hijo o hija, al ser humano más bello que la creación le haya podido otorgar, claro, es el de ella, y nadie, absolutamente nadie, le podrá refutar tal dicho, ya que para ella será y es el más hermoso bebé del mundo, es cierto, muchas personas le llamarán “mamá cuervo”, en relación a aquella fábula en la que la mamá cuervo buscaba a su retoño y lo describía como un ave bella, de pico fino y ojos ligeramente saltones, de color ligeramente oscuro y que hacía unos ruidos angelicales, y el interlocutor le dijo, no, yo solo he visto un pajarraco negro horroroso, con un pico horripilante y con plumas negras y en zonas pelonas, con unos graznidos horribles, ¡ese no puede ser el tuyo!, y la mamá cuervo corrigió; -sí, ese es el mío-, ella lo veía como lo describió inicialmente, una madre hace eso y más por un hijo.

Fuera de que una madre vea a su hijo como el más bello del mundo, el amor madre a hijo o hija es tan grande, que opaca todo, el amor al esposo o hermanos, al padre, a los abuelos, porque sabe el hijo que ella puso su vida en juego, para que él naciera, de ahí, querido amigo, que este día en México, 10 de mayo y en otros países el tercer domingo de mayo, se usa para festejar a un ser humano que deberíamos festejar a diario.

Vaya pues este artículo como un reconocimiento a esas mujeres que han comprometido su vida por dar vida, algunas mujeres no pudieron dar vida, y no por eso dejan de tener valor, lo tienen por el hecho de ser mujeres, a las madres vivas un abrazo y un beso a todas ellas, y a las madres ausentes, una oración allá donde estén, casi les aseguro junto al creador, bien merecido por haber hecho tan divina obra, no pueden más que estar al lado de él, madres buenas, madres exigentes, madres regañonas, madres limpias, al fin madres.

Feliz día a todas ellas y un reconocimiento eterno y que este 10 de mayo del 2018, sea uno más de los muchos que puedan pasar al lado de sus hijos, Dios bendiga a todas ellas aquí y a las que ya partieron; solo les puedo decir, madre bendita seas.

Gracias por leer este artículo dedicado respetuosamente a la Madre.