Me estoy volviendo viejo o sabio

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Por Dr. Manuel Portillo Serrano

Gastroendoscopía/Gastrocirugía

Me llegó por vía de redes sociales, enviado por un querido amigo de la infancia, mi querido Boro, y fue escrito nada más y nada menos que por Victor Hugo, y ocupo este espacio para comentarlo con ustedes por el impacto que causó en mí: viene justo como una pregunta que dice así:

¿Te estás poniendo viejo?

Y el autor responde:

– No, no me estoy volviendo viejo, quizá me estoy volviendo sabio; y te voy a decir por qué. Ya he dejado de ser lo que a otros les agradaba que yo hiciera, para convertirme en lo que a mí me gusta ser, he dejado de buscar la aceptación de la gente para aceptarme a mi mismo, he dejado atrás esos espejos mentirosos que me engañaron sin piedad.

No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares y personas, costumbres e ideologías. Ya dejé ir apegos, lastres y dolores innecesarios, ya dejé ir personas tóxicas y almas que me dañaron, y quiero que sepas que no es por amargura, es por salud. Ya dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje, dejé de vivir historias que nunca me llevaron a ningún lado y que solo los viví en mi mente, ya no las vivo, ahora las escribo, ya logré hacer a un lado a los estereotipos que tanto me marcaron, porque eran impuestos, como llegué a dañar a gente precisamente por estereotiparla,  ya dejé también de usar maquillaje y pinturas para el pelo, solo ocultaba mis heridas, esas las dejo ahí, por algo las tengo, ahora llevo un libro que embellece mi mente.

Cambié las farras y la ingesta desmedida de vino y alcohol por tazas de café o té, ya me olvidé de idealizar la vida, ahora la estoy viviendo. No, te repito que no estoy envejeciendo, ahora llevo en mi alma esa lozanía que debí haber usado antes, y en mi corazón llevo también esa inocencia de quien a diario descubre algo nuevo. Llevo en mis manos la ternura de un capullo que al abrirlas expandirá sus alas, con objeto de ayudar y sanar a más gente, e iré a sitios inalcanzables, dejé la frivolidad de lo material para llevar una vida más espiritual.

Llevo en mi rostro la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la naturaleza, llevo en mis oídos el trinar dulce y bello de las aves al oírlas al despertar y esto alegrará mi andar.

No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible, redescubriendo el cuento o el libro que alguna vez leí o me lo contaron, re entendiendo lo que quizá no quise entender redescubriendo nuevos mundos, y rescatando aquellos libros que a medias páginas yo había olvidado.

Me estoy volviendo prudente, dejando a un lado esos arrebatos que nada enseñan, pero cómo dañan, estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes, estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y terminando de forjar mi destino.

No, no me estoy volviendo viejo al dormirme temprano los sábados, es que también el domingo hay que despertar temprano y disfrutar del café sin prisa y leer en calma un poemario. No, no es vejez por lo que camino tan lento, es para observar la torpeza de los que aprisa andan y tropiezan con el descontento. No es por vejez por lo que a veces se guarda silencio, es simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.

Te repito, no, no estoy viejo, estoy comenzando a vivir lo que realmente me interesa.

Víctor Hugo.

Esta manera de ver cómo el padre tiempo va tomando nuestras vidas en una manera tan dulce y tan clara, no en balde, este hombre escribió Los Miserables, no en balde tenía la cabeza tan bien puesta, y esto nos hace pensar y entender que, si ya no lo hiciste, lo que ibas a hacer, aun si te queda tiempo para disfrutar lo que hayas hecho.

Muchos se afrentan de tener un viejo en casa, pero es un privilegio llegar a viejo, cuántos no llegaron y ya partieron, escribe Víctor Hugo con un realismo, y lo que debemos hacer es no esperar a ser viejo, sino desde una edad de joven a madura, por allá en los 30 años en adelante, iniciar este cambio, pero entre fiestas, trabajo y sexo, se pasa la vida y si no lo aprecias se te va, yo me imagino que a mí me gustó este escrito precisamente porque estoy entre el viernes y el sábado de la semana de la vida, y quiero llegar lo mejor que pueda al domingo.

Gracias.