Liberan ejemplar de Mantrika los Guardianes de la Selva de Coahuayana

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Este es el ejemplar de Mantrika, Martucha y Kinkajú que el grupo ambientalista Guardianes de la Selva, lideró en el Cerro de la Aguja de Coahuayana, tras de que cazadores furtivos lo mantuvieran en cautiverio por varios días.

Por Ángel Méndez

Coahuayana, Mich., 14 de marzo de 2019.- El colectivo ambientalista Guardianes de la Selva, informó que fue liberado en el Cerro de La Aguja una hembra de Mantrika, un mamífero de tamaño pequeño que vive en las copas de los árboles, cuyo número de ejemplares se ha ido reduciendo por la invasión del hombre a su hábitat natural.

De la Mantrika liberada solo se sabe que fue capturada por unos cazadores que la llevaron al pueblo aquilense de Maquilí, donde tras tenerla un tiempo en cautiverio decidieron entregarla a la Policía Comunitaria para que la regresara a su hábitat natural, y estos la entregaron al colectivo ambientalista coahuayanense Guardianes de la Selva, quienes cumplieron una vez más con su misión de cuidar y proteger a la flora y fauna de la última gran reserva ecológica del municipio de Coahuayana.

Personas de la tercera edad que viven en localidades del rumbo del Cerro de la Aguja, cuentan que antes había “grandes manchas” de Mantrikas viviendo en los árboles de la selva, las que cuando veían algún humano o depredador en el suelo de su espacio, para ahuyentarlos gritaban fuertes y agudos chillidos ensordecedores “que se escuchaban lejísimos”, y lanzaban lo que tuvieran a su alcance como pedazos de ramas, frutas y lo que fuera para correr a los intrusos, y ahora son difíciles de encontrar.

El colectivo ambientalista Guardianes de la Selva, desde hace 10 años emprendió la tarea de obtener testimonios de la existencia de algunos animales que se dice hay en el Cerro de la Aguja, como chonchos, pumas, panteras, jaguar, y otros más, y desde entonces no había localizado ninguna señal de vida de estos animalitos que en el municipio de Coahuayana los conocen como changuitos o micos Mantrikas, mientras que en otra parte del mundo los identifican como Martuchas o Kinajú.

ENTÉRESE felicita y reconoce la labor de todos los que hicieron posible el retorno de la Mantrika a su hábitat natural, especialmente a los cazadores que decidieron devolverla a donde pertenece; a la Policía Comunitaria por su solidaridad en el cuidado de las especies; al colectivo ambientalista Guardianes de la Selva representado especialmente por sus activistas la familia Barriga y Juan Carlos Marmolejo; y a todos los que de una u otra manera hicieron posible esta maravillosa acción de con hechos demostrar amor a la tierra en que vivimos. Enhorabuena por la gente buena que aún existe y es mayoría.

CONTEXTO

La Mantrika, Martucha o Kinkajú se caracteriza por presentar una cola larga y prensil. Tiene el rostro aplanado, ojos grandes y redondos y pequeñas orejas peludas y redondas, las patas son proporcionalmente cortas.

El color del pelaje es variable y puede ser pardo oliva, pardo amarillento o castaño claro en la parte superior del cuerpo y de la cola. Algunos individuos tienen una línea negra en la parte media dorsal. La parte inferior del cuerpo y de la cola tiene una coloración parda amarilla o amarilla pardusca. El hocico es café oscuro o negruzco y el pelaje es suave y lanudo.

La longitud total del cuerpo puede ser de 40 a 76 cm, mientras la de la cola varía de 39 a 57 cm. el peso varía de 1 a 5 Kg y los machos por lo general son más grandes que las hembras.

Las garras son cortas y puntiagudas y las extremidades posteriores son más largas que las anteriores. La lengua es estrecha y muy extensible. La hembras solo cuenta con dos mamas.

La mantrika o martucha es casi exclusivamente arborícola. Pasa el día en un árbol hueco, algunas veces en días cálidos y húmedos aprovecha para salir a descansar en una rama o enredaderas.

Durante las noches se desplaza entre las ramas, pero aunque se mueve rápidamente a través de un solo árbol, cuando lo hace de uno a otro árbol se mueve con cautela y relativamente lento. Es probable que un mismo individuo regrese noche tras noche a los mismos árboles. La larga lengua de la martucha es una adaptación para una dieta frugívora.

La martucha viaja sola o en parejas y los grupos que se han observado han sido temporales y en árboles frutales. Los territorios no son definidos pero efectúan una marcación de olor que probablemente sirva como señal sexual.

Emite ladridos cuando es molestado y tiene otra gran variedad de vocalizaciones, pero la llamada usual es dada mientras se alimenta durante la noche, es una especie de grito agudo que puede ser escuchado aproximadamente a mil 600 metros de distancia.

Al parecer no hay una época definida para la reproducción. Las crías nacen en un árbol hueco y pesan de 150 a 200 gramos, abren los ojos entre los 7 y los 19 días y comienzan a ingerir alimento sólido y a colgarse de la cola a las 7 semanas de edad.

La madurez sexual es alcanzada por los machos al año y medio y por las hembras a los 2 años y medio. No obstante, puede ser que se reproduzcan hasta que tengan más edad.