Quistes hepáticos benignos

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Por Dr. Manuel Portillo Serrano

Gastroendoscopía/Gastrocirugía

Hablar de quistes hepáticos de tipo benigno es hablar de una enfermedad que se puede presentar por múltiples causas, una enfermedad muy heterogénea. Podemos clasificarlos en neoplásicos, parasitarios, traumáticos y los congénitos. Estos últimos, los congénitos, son con mucho los más comunes en nuestro medio, incluyen al quiste simple y a la enfermedad poliquística hepática, de origen totalmente embrionario llamado cistadenoma hepático.

Este tipo de quistes hepáticos son diagnosticados, en la mayoría de las veces, en forma incidental, sí, accidentalmente, ya que literalmente son totalmente asintomáticos, de etiología benigna, desconocemos su causa, pero hasta el 5 % de la población mundial cuenta con quistes hepáticos.

El más común es el quiste simple, que es redondo, con líquido seroso en su interior, sin comunicación ni paredes internas, literalmente una circunferencia con líquido adentro, más común en mujeres, en relación de dos a uno, totalmente asintomáticos, se ha llegado a pensar que su etiología es por un conducto biliar aberrante que perdió la comunicación, embriológicamente, con el árbol biliar, al no tener salida se coleccionó líquido y se hizo un quiste de diferentes tamaños y se han llegado a presentar casos de desaparición súbita de los quistes y absolutamente sin tratamiento.

Un quiste es circular muy simple, no tiene paredes en medio ni trabeculaciones, es una circunferencia de líquido en medio del hígado, en tamaño va desde unos milímetros hasta 20 cm, muchas veces es una lesión única, pero pueden llegar a ser varias, que nunca confluyen o algunas si confluyen pueden ser su contenido desde unos mililitros hasta un litro en el interior de sustancia líquida.

Este quiste puede llegar a hacerse sintomático, y lo más común es el dolor por compresión y por el tamaño, se pueden presentar náuseas, vómitos y sensación de estar satisfecho con poca comida.

Las complicaciones de los quistes afortunadamente son pocas y escasas, pero la más común de las complicaciones es la infección, y la bacteria más común es por E coli, siguiéndole la hemorragia, la ruptura traumática o espontánea, pero muchas veces dan compresión con las estructuras cercanas y ahí aparecen, compresión sobre la vena cava inferior, la vena porta, generando hipertensión portal, compresión sobre el colédoco causando ictericia, o llegando incluso a una colangitis, además es muy raro que un quiste se malignice.

Las complicaciones de los quistes, estas sí serán de resolución totalmente quirúrgica.

Con la llegada y la facilidad de realizar tantos estudios Ultrasonograficos se han detectado más quistes y con mayor facilidad se les puede llevar un control adecuado, una lesión circular u oval en el parénquima del hígado con líquido en medio, lesión anecoica, la cual no es septada ni con trabeculaciones, el apoyo radiológico será con TAC abdominal y con resonancia magnética ultrasónica.

La conducta frente a un quiste único de característica benigna es solo la vigilancia semestral a anual, siempre tomando medidas de la lesión y de preferencia hecha por el mismo médico, que tenga la imagen de control y sobre todo las dimensiones anteriores para hacer el comparativo.

Un quiste hepático solo será necesario quitarlo si da complicaciones o si está infectado, como mencioné, mientras no de compromiso, son quistes que con toda seguridad se pueden vigilar y mantener bajo estrecha vigilancia mediante ultrasonido, siempre monitorizando los diámetros y el contenido del líquido interior del quiste.

La cirugía podrá ir desde una punción simple, la cual quepa decir que será con cierto grado de dificultad, por ser a ciegas, aunque se dirija con el ultrasonido, la cirugía abierta con la resección del quiste, si es pequeño y no complicado no es conveniente quitarlo, pero si ya está dando compresión o complicaciones de tipo infeccioso sí es conveniente su extirpación, en algún tiempo se realizó una cistoyeyuno anastomosis o cisto duodeno anastomosis, ambas ya han quedado en desuso, erradicada por la resección total del quiste hepático, incluso en ocasiones hasta resección hepática.

Con el advenimiento de la cirugía laparoscópica, se hace ahora la fenestración por laparoscopía, que hoy día es el procedimiento más utilizado en pacientes con quistes únicos y que se deben puncionar, así tenemos que desde 1991 en el extranjero y aquí en nuestro país desde 2001, son los procedimientos más utilizados para el control y erradicación de los quistes hepáticos.

Del líquido que se obtiene de la fenestración laparoscópica, se deben realizar mediciones de citoquímica, marcadores tumorales y amilasa, bilirrubinas y deshidrogenasa láctica, estudio microbiológico y definitivamente tomar una biopsia del tejido de tipo membranoso y parte de tejido hepático para estudio histopatológico.

La fenestración laparoscópica ha demostrado ser un procedimiento muy noble y con adecuado acceso sin ser tan agresivo como una cirugía abierta, se debe tener cuidado de un diagnóstico correcto ya que, si es un quiste hidatídico, habrá diseminación abdominal nada conveniente.

Ahora ya sabe más acerca de los quistes hepáticos.

Gracias.