Por Rafael Rivera Millán
Al término de la temporada de arribazón de tortugas golfinas y laúd, para desovar, y luego incubar, lograr el nacimiento de crías y su posterior liberación en el litoral michoacano, el Campamento Tortuguero El Habillal, A.C., calificó la temporada de magnífica en lo que se refiere a la Golfina, no así a la Laúd, que sigue siendo la especie del quelonio, con mayor peligro de extinción.
Alonso Ramírez Galeana, presidente de la asociación civil en cuestión, señaló que en la temporada 2018, se lograron sembrar 2053 nidos de golfina, compuestos cada uno de ellos entre 90 y 100 huevos, que representaron un total de 185 mil huevos incubados en la arena de dicho campamento, donde se logró el nacimiento y liberación de 160 mil crías, frente a esta playa donde por cierto desde hace ya casi 26 años se encuentra encallado el buque tanque Noruego “Betula”.
Por lo que se refiere a la especie Laúd, que es la tortuga más grande, que llega a pesar más de 500 kilos, solamente se lograron sembrar 6 nidos, con un total de 300 huevos, de los cuales dos nidos se perdieron y solamente se logró el nacimiento y liberación de 180 crías. Cada nido de esta especie está compuesto de unos 50 huevos en promedio.
Dijo que la arribazón de estos grandes ejemplares del quelonio ha sido cada vez menos, y cuya temporada inicia en noviembre de cada año y termina en marzo del siguiente.
Para inculcar el cuidado y la preservación del medio ambiente, los integrantes del campamento tortuguero El Habillal, invitan a organizaciones de la sociedad civil, pero principalmente a alumnos de escuelas de educación básica, media superior y superior, no sólo de Lázaro Cárdenas, sino del interior de Michoacan, a participar en la liberación de las crías del quelonio.
El campamento se ubica a unos 20 kilómetros de Lázaro Cárdenas, a muy corta distancia de Playa Azul, sobre la carretera costera 200 de Michoacán, donde los visitantes son atendidos por los campamenteros, encabezados por Alonso Ramírez Galeana, explicándoles la labor que realizan, sobre todo por las noches, con el consecuente peligro de los depredadores humanos de la especie, porque muchas veces ingresan armados a las playas a robarse los nidos de la tortuga y no se les puede decir nada, por temor a sufrir alguna agresión.. A los visitantes les dan pláticas de cómo se incuban los nidos y la forma en que nacen las crías y su posterior liberación.