Mi Internado. Ginecología.

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Por Dr. Manuel Portillo Serrano

Gastroendoscopía/Gastrocirugía

La siguiente rotación fue hacia un hospital que se llama el Regional del Rosario, igual en ese entonces dependiente del Departamento del Distrito Federal, era por Azcapotzalco, y en ese hospital me tocó rotar en el servicio de Ginecología y Obstetricia, era mucho trabajo, ya que se sabía que era un hospital de tipo materno/ infantil, solo llegaban urgencias de ese tipo, embarazadas, trabajos de parto, abortos en evolución, abortos incompletos y la consulta externa en las mañanas era solo de mujeres embarazadas, y en la tarde y noche al servicio de urgencias embarazos a término, prematuros y después de valorarlas las pasábamos al servicio de toco quirúrgicas.

Éramos 2 internos, dos residentes rotatorios de posgrado, figura que ya desapareció del medio médico y dos residentes de Gineco de segundo año y un residente de Gineco de tercer año, (no había R1 de Gineco, ellos los tenían a todos en hospitales más grandes haciendo su primer año). Imagínense en esa escala jerárquica médica, Canito y yo éramos los de menor escala, así que ya sabrán, dos RR, dos R2 y un R3 arriba de nosotros, éramos desde internos, camilleros, tomadores de muestras, elaboradores de historias clínicas, ingresos partogramas y panzear, sí, poner la mano en la panza de la señora y contar las contracciones en un minuto y la duración de estas, y mantener informado al RR, para que este le dijera al R2 y este le informara al R3, y la información fluía como un teléfono descompuesto, pero partía de nosotros, ya que el trabajo pesado, fuerte y de batalla era nuestro, los internos, lo que hacíamos manualmente, hoy lo realizamos con un monitor colocado a las embarazadas en la unidad toco/quirúrgicas,  llamado toco cardiógrafo, con el objeto de valorar fuerza, frecuencia y poder de las contracciones uterinas y los latidos cardiacos del bebé, latidos, hoy día tomados también con un Doppler y bocinas integradas, en nuestras épocas era con un estetoscopio de Pinard, que colocábamos en el abdomen y escuchábamos los latidos del bebé, Pinard que parecía literalmente una corneta pequeña, y justo ahí en esa tarea me tocó a mí después de haber demostrado que sí me sabía toda la dinámica del parto y la anatomía, me iban a dejar mi primer parto.

No sabía a dónde iba. El parto como un proceso dinámico y con cambios frecuentes, habitualmente a los internos nos dejaban una multípara, una mujer que ya ha tenido varios hijos, la mía estaba en una gesta IV (era su cuarto hijo), todos partos normales, la recibí, la valoré, FCF Frecuencia Cardiaca Fetal de 144, dorso a la derecha, cefálico, OIA, occipito izquierda anterior, pelvis amplia útil, todo en orden, espero que su trabajo de parto avance y llegando a 8 de dilatación y con el producto un poco alto en segundo plano, pero para que no me naciera en la camilla y tuviera que pagar un pastel (por un camazo), ordené el paso con mucha antelación a la sala de toco quirúrgica, a la sala de expulsión, con todo el tiempo la coloco en posición ginecológica, la lavo, coloco mis campos pierneras, mi banco y me siento a esperar abriendo un poco la oxitocina en la solución con objeto de acelerar el procedimiento, todo bien, la pasé a sala a las 4 de la tarde poco más poco menos, y a esperar, mi cabecita y conocimientos me decían que en menos de una hora yo ya estaría afuera, y como la canción y nos dieron las 5, las 6 y a las 6.30, dos horas y media de estar en toco, no avanzaba, hice la amniocentesis, corté la bolsa amniótica y el color del líquido amniótico era verde como guacamole, no teníamos Dopller, no había toco cardiógrafos, no había ultrasonidos, era 1979, escuché el foco fetal que de 144 subía a 160 y bajaba, Mobitz 2, era definitivamente un sufrimiento fetal, con trabajo de parto prolongado, le hablé al RR, lo valora y llega a la misma conclusión que yo, había que operar una Cesárea de urgencias, le informamos al R2 y al R3, pero estaban en sala precisamente operando una Cesárea y tenían a seguir 2, si dejo a esa señora ese bebé fallece, era el primero que iba atender y no podía entregar esas malas cuentas, hablé al Rubén Leñero y logré conseguir un traslado para realizar la cirugía, había que llevarla, de toco la pase a la camilla, de la camilla a la ambulancia y de la ambulancia al Rubén Leñero.

La llevo y pido pasar con ella a sala, pensaron que era yo residente mínimo RR (me vieron viejo), entré con un médico de base a la Cesárea de urgencia a las 6,45 a 7 pm máximo, y vi por qué no bajó el bebé, tenía doble circular de cordón y el bebé pesaba más de 4 kilogramos, salió el niño, lloró y respiró. El pediatra lo recibió, cerramos pared y me salí del hospital, la ambulancia ya se había ido, sin dinero, con pijama quirúrgica, en otro hospital que no era mío, fuera de mi guardia, opté por hablarle a mi hermano Guillermo, el mayor, para que fuera por mí en su carro y me regresara al hospital del Rosario, que ya se preguntaban que si ya me la había salado o zorreado o volado la guardia, pero no, regresé como a las 8.30, eso sí, ya había cenado un rico pozole en un lugar por ahí por Popotla, cerca del Rubén Leñero, que se llamaba Potzolcally, igual y ya ni existe.

Así, mi primer parto acabó en Cesárea y lo valoré yo con un RR, pero afortunadamente fue la correcta, el R3 y los R2 me comían, pero al no estar ellos disponibles yo tomé la decisión de actuar y salvar una vida, afortunadamente mi Médico de Base, la Draa Zermeño, me dio la razón y respetó lo que hice. Te podrás imaginar los R de gineco me odiaban, de collón sacón no me bajaban, ahí entendí que tenemos la vida de dos, no de uno, en nuestras manos y que hay que actuar, sin importar las consecuencias.

Gracias.