Denuncian que empeoran servicios del ISSSTE en LC

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* No hacen reembolsos económicos desde diciembre de lo correspondiente a pasajes, prestación que se ha regularizado en otras ciudades, pero no en LC.

Por Francisco Rivera Cruz

La falta de especialidades en la clínica Ricardo Flores Magón del ISSSTE en esta ciudad, motiva que los derechohabientes que padecen de enfermedades graves tengan que ir a tratarse al hospital regional de Alta Especialidad de Vasco de Quiroga en Atapaneo, Michoacán.

En el proceso, un día antes deben realizar la hoja de traslado para cumplir con los requisitos de rembolso, porque en un inicio daban boletos de camión para el viaje, pero desde diciembre de 2018 la clínica del Instituto no ha provisto de boletos para sus derechohabientes, muy a pesar de que en otras clínicas del estado el sistema ya está regularizado y otorgan boletos sin mayor problema, esto, según versiones de sus propios trabajadores.

“A pesar de la enfermedad a la que te enfrentes, tienes que facturar, entregar boletos, pedir el rembolso al director, explicándole los motivos y todo en un máximo de tres días. Ellos, a cambio te dan un recibo que ponen sujeto a revisión por parte de las oficinas de Morelia”.

Debido a la engorrosa situación y para evitarse problemas, muchos derechohabientes evitan hacer tanto papeleo, y otros de plano no saben o no pueden hacerlo, por ejemplo, las personas de la tercera edad prefieren dar por perdido el dinero gastado en traslados, explican los inconformes.

El caso se agrava cada vez más en un sistema que parece convenirle a la clínica del ISSSTE. Explican que la falta de reembolsos ha impedido que mucha gente siga yendo a sus citas continuas con especialistas porque no tiene para cubrir los gastos de traslado y mejor optan por abandonarlo.

“Esto nos lleva muy seriamente a pensar que la administración actual de la clínica está limitando el acceso al servicio del trabajador, o será falta de capacidad de gestión del director y del personal de finanzas”, cuestionan.

Si a esto se suma la falta de medicamentos básicos, y en algunos casos el trato del personal administrativo y la adecuada actualización del personal médico en el tratamiento de enfermedades, “que en muchos casos deja que desear porque te mandan hasta al último. Esto es cuando no atinaron tratamiento o quieren deshacerse del paciente”.

Una persona con discapacidad, con cáncer o enfermedades difíciles junto con sus propios familiares tiene que acudir a la cita y cumplir con trámites administrativos y esperar 6 meses en promedio para que le reembolsen los boletos. ¿No es acaso demasiada burocracia? ¿Hay empatía con su padecimiento? ¿Es humano? ¿Por qué no facilitan los mecanismos de rembolso o adquieren sus respectivas responsabilidades?

Tras los anteriores cuestionamientos, agregan: Cada cual sabe cómo le hace para comprar los boletos, ya sea por tarjeta de crédito, préstamos, gasto de dinero corriente, no importa, para el ISSSTE si te quieres tratar debes poner de tu bolso. Y todavía, los gastos en la ciudad de Morelia: hospedaje, transporte, viáticos, corren a cuenta del derechohabiente.

Encima de todo esto debes esperar cuatro meses que ya elevaron a seis. “Quisiéramos saber qué información oculta finanzas, si es el Estado o como dicen por ahí están jineteando el dinero”, agregan al cuestionamiento.

“Los derechohabientes tenemos derecho a saber qué está pasando y por qué se trata tan injustamente. Lo menos que puede hacer es dar la cara el director y argumente las verdaderas razones del atraso en los pagos y no nos traigan como tontos preguntando cada inicio de mes si ya hay reembolsos, mismos que además no son pagados juntos, en medida que según a ellos les llega el recurso”.

Le pedimos al sindicato del color que sea que se aplique en este caso. Súmenlo a las falta de bonos y pagos retrasados en que se ha visto el magisterio, sugieren.

Sean sensibles ante quienes padecen o sufren una enfermedad, tarde temprano nos va a tocar, a nosotros o a nuestros familiares y en medida que tomemos cada cual nuestra responsabilidad tendremos servicios de calidad, mismos que pagamos con nuestros recursos como trabajadores al servicio del Estado.

Los inconformes terminan con un “no pedimos nada gratis, sino un servicio ganado, que se ha deteriorado por falta de especialistas, medicamentos y sensibilidad de directivos”.