Por Dra. Yazmín Arroyo
Mis estimadísimos lectores; bienvenidos sean, y vamos por una columna más, en esta semana que han ocurrido muchas cosas, entre ellas que el día de ayer se hizo el simulacro nacional en todas las instituciones educativas, así como en el sector gobierno.
La finalidad de los simulacros es prevenir, saber cómo actuar en el momento en que esté temblando y lo más importante salvar tu vida, ya que el territorio nacional es una de las naciones con alta posibilidad de sismos; la parte central de México se ha caracterizado por registrar el mayor número de epicentros.
Por esta razón, Protección Civil recomienda a la ciudadanía de México participar en los simulacros nacionales con el objetivo de aprender las medidas, acciones y protocolos que se activan antes, durante y después de un sismo, ya que así se evita la falta de coordinación y en el momento que sucede un movimiento telúrico los habitantes sabrán qué hacer ante los escenarios de desastre.
Y es que tenemos memoria colectiva, yo recuerdo muy bien el temblor de 1985, yo estaba muy chica, pero muy chica, no quiero que empiecen a sacar cuentas, imagínense que cuando empezó a temblar yo me estaba alistando para ir al kínder cuando de repente se escuchó un estruendo, y todo se empezó a mover, yo me acuerdo perfecto que estaba en la planta alta y empecé a llorar porque no me podía bajar y mi madre muy valiente como ha sido toda la vida, fue por mí y me cargó para que no pisara los vidrios rotos que por el temblor habían caído al suelo.
De ahí, todo se paralizó y recuerdo muy bien que no fuimos a la escuela durante varios días, pero lo que también me acuerdo es que días después yo sentía que seguía temblando, y que nos dormíamos en el suelo, por las réplicas, y así fue por varios días.
La ciudad de México se derrumbó, se cayeron muchos edificios, se perdieron muchas vidas, pero fue en ese momento en el que los Mexicanos se unieron y eran uno solo, varios hombres trabajaron día y noche retirando escombros, buscando personas aún con vida.
Y es en esos momentos, en los que debemos de pensar qué vulnerables somos, ante los embates de la naturaleza, no somos nada, no podemos hacer nada, solo pedirle a Dios si es que eres creyente, que pase rápido y que no les pase nada malo a nuestros seres queridos.
Pero tampoco, podemos vivir en la zozobra, el pensar que de un momento a otro va a temblar o va a pasar una desgracia, porque eso mi querido amigo o mi querida amiga, eso no es vivir. Te pido que tengamos fe y esperanza, que esa nunca la perdamos.
Y que todo lo que hagas hoy, sea mejor que ayer, porque recuerda no hay mal que por bien no venga, y ánimo mi querido amigo o mi querida amiga, que lo mejor siempre, siempre está por venir.