Reportan que jauría de perros mutila tortugas

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Esta es una de las tortugas encontradas muertas, mutiladas por mordedura de perros en el tramo de Playa Tortuga a Playa azul.

Por Francisco Rivera Cruz

Con un llamado a quien pueda actuar, para detener la afectación a la fauna marina, y particularmente a la tortuga que en general se encuentra como especie con estatus de riesgo, protectores de este milenario habitante del océano, indicaron la existencia de una jauría de perros que agrede a los ejemplares que salen a depositar sus huevos en las arenas de Playa Tortuga y Playa Azul.

Hay muchos animales sueltos y hambrientos, nos manifestaron al compartir algunas imágenes que evidencian la mutilación de algunos ejemplares de la especie golfina. Cuestionan quién puede hacer algo en el tema, ya que las tortugas una vez mutiladas de sus aletillas, no pueden regresar al mar, ni nadar.

Aunque las regresaran al agua del mar, están destinadas a morir porque no tienen capacidad de moverse; por una sencilla razón, sus aletillas ayudan a nadar, explican. Recuerdan que en las arenas, las aletillas les permiten abrir nidos, depositar sus huevos y luego regresarse al mar.

El tema expuesto surge, cuando este medio se ocupó de los no pocos proyectos frustrados en este municipio, que habiendo costado millones de pesos no funcionan, entre ellos la perrera municipal o centro de protección canina y felina.

Lázaro Cárdenas, además de ser municipio con proyectos frustrados, también lo es de normas con letra muerta, como el Reglamento para la Atención, Control y Buen Trato de la Fauna Canina y Felina, que fue aprobado en junio de 2017 y contemplaba la operación “de al menos” un Centro de Atención Canina y Felina, lo que a seis años, se incumple.

Cuando el Reglamento se aprobó se dijo que sobraba incluir el tema de la perrera municipal, como es más fácil llamar al centro de atención a mascotas, ello porque llevaba una década destinándose recursos a una obra de ese tipo, y parecía obvio que pronto se tuviera un inmueble de este tipo.

Se construyó en Las Guacamayas una perrera que nunca se concluyó y por lo tanto nunca ha podido entrar en servicio, y ahora menos, porque además de personal de veterinaria, requiere reconstruir los cubículos abandonados, vandalizados y deteriorados.