Termino mi relación con el IMSS y me voy a Ciudad Juárez

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Por Dr. Manuel Portillo Serrano

Gastroendoscopía/Gastrocirugía

Al estar trabajando en Kelvin y en el seguro, se me hacía difícil por las distancias en el DF, y tuve que dejar Kelvin como les decía y opté por trabajar solo en el IMSS Tulpetlac, y mi consultorio en las mañanas, consultorio que lo puse con El Chanclas, el ginecólogo amigo mío de la residencia, allá por la Villa de Guadalupe, en Ticomán e Insurgentes, más descansado, consultas de cirugía y gastro por la mañana  y en la noche en el IMSS.

Pero cupido me tenía una treta preparada, y como siempre, yo ni en cuenta. Resulta que en mi guardia, éramos tres ginecólogos y un cirujano que era yo, me comentaron que llegaría una nueva plaza quirúrgica y me puse feliz, íbamos a ser dos cirujanos, según mi cabecita, y seguirían 3 ginecólogos, pero no, llegó una Ginecóloga, callada, trabajadora, pero llegó a Gineco, como ves, eran ya 4 ginecólogos y yo solo de cirugía, se la pasaban operando cesáreas y legrados y mis cirugías debían esperar, ya que las de ellos son urgencias médico quirúrgicas de binomios.

En fin, sin más como la canción de los Beatles, cuando el amor toca a tu puerta poco puedes hacer, y efectivamente después de un noviazgo de no más de 8 meses, optamos por casarnos, ya sabrás, mis amigos: cómo te vas a casar con una ginecóloga, dos especialistas se van a romper el físico solos, no van a durar, bueno, no les doy ni un año juntos, y sí, efectivamente nos casamos, y qué crees, ya vamos para 27 años de casados.

Trabajamos en la misma guardia y vimos que para tener familia, pese a que yo nací en la hoy CDMX, no era un sitio ni para vivir ni para trasladarse, mucho menos para que crecieran nuestros hijos, que aún no los teníamos, optamos por buscar a donde irnos, y después de una búsqueda en el INEGI, en libretas, ya que no existía el internet, allá por Bucareli, encontramos que un lugar adecuado sería Ciudad Juárez, Chihuahua, y fuimos a pedir nuestro cambio a las oficinas del IMSS y claro, al sindicato, un cambio a Ciudad Juárez, ¡si cómo no!, nos lo daban en 10 años, y no a Juárez, sino donde hiciera falta del estado de Chihuahua, y nosotros no podíamos esperar 10 años en esa mala calidad de vida, así que renunciamos los dos al IMSS, los dos con base, sí, se oye como descabellada la idea, después de tanto batallar y soportar directores y jefes de servicio hechos al vapor y un sindicato muy mal manejado con alto grado de cuatachismo y dedazos de cuates de los cuates, si solo sus cuates podían hacer cambios, y quepa decirlo, yo no he sido muy partidario de pertenecer a un sindicato, literalmente a mí me zamparon, ya que es obligado a nivel institucional para que te den una base ser sindicalizado, sindicatos que solo sirven para quitarte una lana y te exigen que andes en los mitotes de marchas y desfiles del día del trabajo, nunca he visto que algún sindicato sea justo o apoye en serio a sus trabajadores. Así que renunciamos y nos fuimos a Ciudad Juárez, Chihuahua.

Ahí inicio otro tipo de vida, con esto quiero comentar, querido lector, que esto de mis memorias como Médico en mi país, llega a su primer término, en su primer capítulo, el cual en mi vida yo llamo del DF a Juárez, así se llamaba cuando yo me fui, y contrario de lo que les sucede a las personas de fuera de la capital que llegan a esta y se enamoran tanto que ya no la quieren dejar, embelesados por las luces, los teatros, los cines, las tiendas, las ropas, los cines, y el hecho de vivir en la capital del país con todos los servicios, con centros hospitalarios a la vanguardia, pero con una muy mala calidad de vida.

Mucha gente, la brecha económica muy marcada, y el tráfico insufrible, con más vehículos cada día, con más gente cada día, yo viví ahí cuando aún se podía uno mover más fácil y llegué a hacer hasta 2 horas para ir de un lugar a otro. No, eso es mucho tiempo, he llegado a pensar, que esa ciudad en la que yo nací, en un enfermo moribundo, que le ponen parches, de luz, de edificios, de calles, de dobles pisos, de sistemas de cámaras para abatir los robos, y la delincuencia, pero son más de 20 millones de almas, en la megalópolis, si hay mucha gente, hay muchos enfermos, hay mucho trabajo, estarás en la vanguardia y en la pasarela médica y quirúrgica, pero dejamos desprovistos de un buen servicio a otras partes de nuestro México, que son más tranquilos, y que se tiene mejor calidad de vida, no, no dejo de querer a mi terruño, pero debo ser consciente que no es un lugar apto para vivir como yo quiero vivir y como quisiera que viviera mi familia, me he arrepentido de haber dejado el DF, sí, cuando un amigo mío se enferma y yo no lo puedo asistir, sí porque extraño esos tacos de barbacoa con consomé de la estrella, esas comidas en familia en el caballo bayo o en la mansión o en Lancers, o esas idas al teatro, pero qué cree, querido amigo, las hago, cuando voy a algún congreso, puedo ir a cumplir esos pequeños antojos, ir al teatro, ir a buenos conciertos, y casi le puedo decir que voy más ahora que vivo lejos de ellos, que antes que yo vivía ahí, veo a la gente que vive allá corriendo y como resignada a vivir ahí, porque ahí les gusta, porque ahí nacieron y porque de alguna manera les gusta, pero vea las calificaciones internacionales, la megalópolis está catalogada como un lugar impropio para vivir, y no por eso la dejaré de querer, adiós DF, me voy para Juárez.

Termino esta serie, y en un futuro retomaré desde aquí mi nueva escritura, ojalá le agrade el paso de este servidor suyo en la vida y en la vida como médico.

Gracias.