Ecos para la posteridad

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Por Dra. Yazmín Arroyo

Bienvenidos sean mis estimadísimos lectores en esta Semana Santa, que los que somos y profesamos la religión católica, es para nosotros también llamada la semana grande, en la que se nos invita a guardarnos, se nos invita a reflexionar sobre nuestra vida, sobre nuestros pasos en esta vida.

Un tema polémico si, así lo es la religión, desde niña aprendí que no puedes hablar o traer a colación en una conversación temas como política, religión y futbol, porque la sangre y la pasión se desborda, lamentablemente hay personas que tratan a que pienses y hables como ellos y no respetan, hay familias enteras que se dejan de hablar porque no están de acuerdo en lo que tú piensas, no puedes obligar a alguien a que piense igual que tú.

Son de verdad temas tan extremos que se polarizan las opiniones, los sentimientos y las emociones, en lo personal creo que ninguna de las religiones son malas, lo malo es de cómo algunos “líderes” de estas religiones a su conveniencia y de acuerdo a sus intereses mezquinos moldean, modifican y alteran ciertos preceptos según como ellos entienden y pueden lastimar y matar a los demás.

Y es entonces cuando nos encontramos con esta vorágine de odio, de muerte, de menosprecio por los que no pertenecen o no son como ellos, esta falta de amor esta falta de empatía es lo que está ocasionando tantos problemas en el mundo, que diferente sería nuestra vida.

Y traer en esta ocasión a Jesús a mí me llena de mucho sentimiento, porque si creo que fue un hombre único por todo lo que vino a enseñar a este mundo, fue con el único objetivo, de que aprendiéramos a vivir como hermanos a vivir bien, de querernos, de apreciar de la vida de los otros de todos nosotros, de cuidarnos, que sí, que murió en la Cruz injustamente, si así fue, que los judíos lo mataron si así fue, y que este hecho fue la bandera de Hitler y que en pro de ello cometió genocidio.

Quisiera traer a colación pequeñas frases de lo que se conoce como la ultima cena, porque aunque no lo crean en este pasaje que conocemos Jesús nos enseñó lo que es el verdadero amor, ese amor que no condiciona, ese amor que añora el bien de otro, ese amor que se resigna, como el amor de los padres hacia los hijos, que cuida y que espera; no ese amor que lastima y que mata.

Mientras comían, el Señor dijo afligido: “De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. La mayor parte de los apóstoles, tras una breve introspección, exclamaron uno tras otro: “¿Seré yo?” “¿Soy yo, Señor?”, cuántas veces hemos negado, mentido y engañado.

– Jesús respondió que sería uno de los Doce que entonces comía con él del mismo plato, y añadió esta imponente declaración: “A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, más “ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.”

– Entonces Judas Iscariote, que ya había convenido en vender a su Maestro por dinero, probablemente temiendo que su silencio en ese momento pudiera dar motivo para que se sospechara de él, preguntó con descarada audacia verdaderamente diabólica: “¿Soy yo, Maestro?” Con punzante brevedad el Señor le respondió: “Tú lo has dicho.”

– Con sinceridad afligida el Señor habló con ellos, preguntándoles quién era el mayor; si el que se sentaba a la mesa o el que servía. A la única respuesta que se podía dar, El agregó esta afirmación: “Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.” Con amorosa ternura les dijo: “Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas”; y entonces les aseguró que no se hallarían sin honra o gloria en el reino de Dios, pues si permanecían fieles ocuparían tronos y serían jueces de Israel. Hacia sus escogidos que le eran fieles, el Señor no sentía sino amor y el anhelo de que pudieran triunfar de Satanás y del pecado.

Que el hombre cada vez se torna más violento, que estamos viviendo tan de prisa, que queremos vivir de las apariencias, si vivir de las apariencias como el tener un coche caro, una casa envidiable, hacernos de tratamientos para no llegar a la vejez, tomar, fumar, probar drogas, hacer retos, para ver quien tiene más likes, fotografiarnos de una manera sensual y provocativa, para obtener otras fuentes de ingresos dicen, vivir de una manera muy superficial.

Aún estamos a tiempo de vivir con amor…